“Fake news”: la seductora metamorfosis de la mentira online
El octavo mandamiento de la Ley de Dios nos invita a vivir en la verdad, pero esta prescripción sostenida por la cristiandad (y por otras religiones también) como un gran valor, en la actualidad fácilmente se atropella y desconoce cuando constatamos, por ejemplo, la facilidad con que se difama al prójimo a través de los nuevos areópagos de la comunicación virtual, es decir, las redes sociales.
Son numerosos los sitios web, blogs y páginas sociales que alimentan el morbo de los usuarios digitales, y que lamentablemente toman como bandera noticias falsas (fake news, por su término en inglés) que logran despertar la sed de información que yace en lo hondo del ser humano.
¿Cuál es el problema?
El problema, decíamos ya en las primeras líneas de esta reflexión, es que se atropella el valor de la verdad; y donde falta la verdad, hay espacio para los actos más crueles e inhumanos, hay espacio, en fin, para el demonio.
Esta situación, como es de esperarse, ha afligido el corazón del Papa Francisco, quien al mirar la facilidad con que los usuarios de las redes sociales, engañados, comparten falsas noticias, en este 2018, ha querido tocar este tema en su mensaje para la 52ª Jornada de las Comunicaciones Sociales a fin de que los periodistas, comunicadores y profesionales afines, pero también los usuarios generales de los medios de comunicación, reflexionemos sobre el terrible daño que imputan sobre el honor de las personas las fake news, cuyos propósitos son a veces el tráfico de usuarios, una ganancia económica, la manipulación de la opinión pública, a veces la desacreditación de personas concretas, pero siempre, siempre a la base se encuentra la mentira y el egoísmo que desconoce las frontera del respeto.
El Papa Francisco nos invita a recordar que nuestro deber humano y cristiano es el de no alterar la verdad, el de no seguir los pasos de Caín, quien llevado por la envidia, el egoísmo y la falsedad le quitó la vida a su hermano Abel… Pues esta actitud que se relata en los versículos del Génesis nos aleja de “la lógica de Dios”.
No caigamos en la seducción de ensuciar la verdad
Las fake news no aportan nada de valor a la verdad, sino todo lo contrario: desinforman, tergiversan la realidad y la ensucian al apoyarse sobre información infundada y datos distorsionados, aparecen como verdad, captan fácilmente la atención de los espectadores promedio y se fortalecen al detonar emociones fáciles e hipersensibles como el ansia, la rabia, el desprecio, el prejuicio, la intolerancia, la frustración...
El usuario promedio de las Redes Sociales, al compartir fake news en sus muro virtuale, a través de WattsApp o en su TimeLine, ignora los daños morales de los cuáles se hace partícipe, pues una difamación, la desacreditación infundada del otro, la propagación de la intolerancia, el favorecer el odio, el compartir falsedad, será siempre una seducción del “padre de la mentira”, del “príncipe del mal”, nos recuerda el Papa.
El antídoto: Tengamos criterio
No es tan fácil reconocer el mal, la mentira, la falsedad… Las fake news son noticias o informaciones sutilmente elaboradas pero engañosas, por tal motivo cada vez se hace más necesario que en la actual cultura de la comunicación virtual, los usuarios aprendamos a sopesar la veracidad de las informaciones que diariamente leemos a través de nuestros dispositivos electrónicos.
Además, nuestra consciencia humana potenciada por las enseñanzas del Señor Jesús elevan nuestras exigencias morales y nos reclaman estar mucho más atentos, puesto que en el mundo real, en el mundo offline, personas reales de carne y hueso como tú y como yo suelen ser afectadas… qué terrible sería que sin saberlo, o peor aún sabiéndolo, tú o yo fuésemos partícipes de una difamación contra la vida y el honor del prójimo al compartir sin criterio alguno noticias falsas que le destruyan moralmente. Dice una regla de oro: “No hagas lo que no quieras que te hagan”.
En este mensaje, el Papa Francisco nos recuerda que es loable y hermoso el aprender a valorar las noticias antes de compartir información falsa. Es bueno y necesario crecer en este aspecto y aprender igualmente a desenmascarar “la lógica de la astuta serpiente”, que es capaz de moverse lentamente y morder al prójimo al apartarse de la verdad. Este, reiteramos, es un proceso difícil, puesto que el mismo “padre de la mentira” es quien hábil y seductoramente se abre camino.
Nuestra tarea: «educar(nos) en la verdad»
Reflexionar el tema de la verdad versus las fake news, nos dice el Papa, nos debe hacer sentirnos atraídos por el bien y comprometidos en su propagación, hacernos responsables en el uso de nuestro lenguaje, recordar que en el centro están las personas, no los likes, el rating o la velocidad con que se informa. Ante la falsedad se espera de los cristianos un compromiso por custodiar la verdad, involucrarnos y dejarnos abrazar por ella, huir de la mentira, de la violencia contra el prójimo, quitar los venenos, los sensacionalismos y la superficialidad… en fin, recordar que “La verdad nos hará libres” (cfr Jn 8, 32).
La Sociedad de San Pablo, congregación religiosa a la que pertenezco, tiene precisamente la maravillosa misión de custodiar la verdad, propagarla y hacerla llegar hasta los rincones más alejados. Nuestras sociedades contemporáneas, tanto o más que ayer, sedientas de Verdad, necesitan de hombres y mujeres dispuestos a donar su existencia “para que el mundo tenga vida”, y que, a ejemplo de Jesucristo Maestro, Camino, Verdad y Vida, se empeñen en ofrecer el alimento espiritual que ayude a sostener las rodillas que tambalean… Pero, la mies es mucha y pocos los obreros ¡ayúdanos con tu oración! Y, no seas sordo a la voz de Dios, quizá él llame a tu puerta para que colabores en su misión. ¡Anímate!
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