¿Tengo vocación?
¡Hola!
Como personas y como hijos de Dios, todos somos llamados a una vocación específica y tenemos la capacidad de responder, desde nuestra libertad, a la invitación que se nos hace.
Cuando se siente la inquietud de seguir más de cerca a Cristo, cuando se escucha esa voz interna, NO hay que tener miedo, sino alegremente decir como Samuel: "Aquí estoy; habla, Señor, que tu siervo escucha" (cf I Sam 3, 4ss).
Una vez que te descubres invitado por Dios a continuar con su proyecto de amor, ese seguimiento se concretizará en una espiritualidad determinada: ya sea como laico comprometido, en la vida religiosa o participando del sacerdocio ministerial.
Para discernir (clarificar) cuál es nuestra vocación, es necesario ponernos en la presencia de Dios, y en oración, pedirle que sea Él mismo quien nos dé la certeza que necesitamos, que nos permita conocer cuál es su voluntad y nos dé la valentía para ser generosos y entregar nuestra vida por el bien de los hermanos.
Resumiendo, tenemos algunas tareas:
1. Hacer oración para conocer la voluntad de Dios,
2. Iniciar un proceso de orientación vocacional con algún sacerdote o religios@
3. Tocar puertas, buscar, conocer, informarse.